Durante un tiempo tuve un blog donde mostraba mis labores de patchwork, sin más fin que ese, compartir mis progresos y mis conocimientos. El blog se llamaba «Els drapets de la Sandra» (Los trapitos de Sandra).
Cuando esta empresa empezó a dar sus primeros pasos (sin saber dónde quería ir ni dónde podría llegar) necesitaba un nombre para darse a conocer, para que los clientes lo identificaran conmigo y con mis creaciones. Y decidí utilizar el mismo del blog… sí, ya lo sé, me lo curré muy poco…
Aunque mi lengua materna es el castellano, habitualmente me expreso en valenciano. Por eso mi blog estaba escrito en las dos lenguas y, también por eso, le puse el nombre en valenciano.
Poco a poco, la empresa empezó a pedir más. Yo empecé a querer más. Necesitaba dar un paso más para crecer, para que este proyecto que empezó siendo un «voy a probar a ver qué pasa», se convierta en «esto es lo que quiero hacer».
Hice algunos cursos. Entre ellos uno para emprendedores, donde me hablaron de muuuuuuchas cosas: estadísticas, web, redes, imagen de marca,… Y me recomendaron que cambiara el nombre, que cambiara de lengua, que tuviera una web, una tienda on line,…
El nombre Tuttisú
Aquí empezó la búsqueda «del nombre de la marca». Tenía que ser especial, original, que dijera algo de mí, de mi empresa, de mis creaciones…
Empecé a darle vueltas… nombres relacionados con el taller, la costura, las emociones, las sensaciones, incluyendo mi nombre o no, en castellano, en inglés, en francés,… ¡No me convencía ninguno!.
Entonces le di la vuelta. ¿Qué tengo claro que no quiero para mi nombre? Y lo primero que decidí es que no sería en inglés. Porque, aunque sea la lengua más internacional, ni me gusta ni tiene nada que ver conmigo. El francés me parecía una lengua más musical, dulce y más relacionada con la moda. Además de serme mucho más familiar.
Mis padres, cada uno por su cuenta y en épocas diferentes, estuvieron viviendo muchos años en Bélgica. De hecho, yo nací allí. Como nos vinimos a España cuando yo tenía cuatro años, mis primeras palabras fueron en castellano y en francés. Y ahora, aunque no lo hablo, lo entiendo un poco.
Seguí jugando con los conceptos hasta que, en un momento dado, me pregunté: ¿qué es lo que yo hago? Así… en general… «grosso modo»…
Y la respuesta fue: «todo con telas».
En francés sería, más o menos, «tout avec tissus». La «ou» en francés se pronuncia «u». Las dos «ss» se pronuncian como una «s» en castellano. La «s» final no se pronuncia. Quito la preposición… et voilà!!! ¡¡¡Ya tengo nombre!!!
Aún le di más vueltas pero ninguno me gustaba tanto como este. Ya sé que está lleno de «T», una consonante fuerte, pero las vocales son cerradas… muy «boquita de piñón», ¿no te parece?
¿Y a ti, qué te sugiere el nombre Tuttisú? ¡Cuéntamelo!